Habia sido durante mucho tiempo el cuarto donde mas
miedo le daba al personal entrar, ya nadie recordaba cuando empezaron a
ocurrir eventos extraños, todos los miembros del personal, procuraban
mantenerse alejados de el Cuarto 11, en cuantro empezaba la noche; se
intentaba no dejar pacientes en esa habitacion, pero habia epocas en que
el hospital se llenaba y se tenia que ocupar ese lugar.
Uno de los eventos mas recurrentes sucedia cuando
la habitacion era ocupada por una mujer, despues de la medianoche, eran
despertadas bruscamente, sentian que alguien les empujaba la cama y
veian a una señora vestida de negro, que las observaba fijamente,
algunas sentian un escalofrio que las recorria por todo el cuerpo y
gritaban, entonces la señora se desvanecia en el aire. Otras solo se
molestaban, increpaban a la señora y llamaban a la enfermera, cuando
esto sucedia, la señora salia rapidamente por la puerta; cuando el
personal arribaba a la habitacion, oian una historia ya muy conocida:
"la señora acababa de salir, deben de habersela encontrado en el
pasillo" y tenian preparada una respuesta ya elaborada, decian que era
una paciente, que andaba deambulando pero que ya la habian llevado a su
respectivo cuarto. Ya tranquilizado el paciente, salian palidos como la
leche y confesandose.
En cambio cuando era un hombre, rara vez pasaba
algo, pero cuando pasaba, era sorprendente, si el paciente estaba
despierto despues de la medianoche, escuchaba un ruido en la pared, algo
parecido a un chasquido, pero cuando dirigia su mirada en la direccion
del ruido, veia un guante, flotando en el aire, que permanecia
suspendido por un momento y despues desaparecia cruzando la pared.
En cambio cuando se encontraba un familiar o una
enfermera con el paciente en la habitacion, sucedia algo diferente,
habia un sillon junto a la cama, colocado con el unico fin de servir a
los acompañantes del paciente; durante las altas horas de la madrugada,
cuando paciente y acompañante estaban dormidos, un fuerte golpe en el
respaldo acompañado de una sensacion de viento frio pasando, despertaban
al acompañante, pero nada se veia.
Despues de tantos eventos se decidio abandonar la
habitacion, fue convertida en bodega de sabanas y medicamentos, solo
entraban las afanadoras en el dia y nadie osaba entrar en la noche, los
sueros y sabanas eran previamente apartados en la estacion de enfermeras
y la habitacion se le dejo a su fantasma. La paz, o bueno, la relativa
paz que hay en un hospital, se recupero. Pero el destino intervino, una
nueva administracion, con nuevas ideas, decidio que el espacio estaba
desperdiciado, rehabilito el cuarto y lo volvio a poner en servicio,
nuevo personal se hizo cargo del turno nocturno, el fantasma no tardo en
aparecer. La primera victima fue una enfermera nueva, en el dia
trabajaba en el IMSS y en la noche "trabajaria" en el hospital.
Despues del cambio de guardia, y de quedarse sola
en el piso, decidio ponerse a trabajar, y muy al estilo IMSS, agarro
unas cobijas, su leche caliente y se fue al unico cuarto vacio, el
numero 11; se tomo su leche, se acurruco en la cama y se abandono a los
placeres oniricos; paso de la medianoche, y sintio un fuerte golpe en la
cama, abrio los ojos y vio a la señora de negro, pensando que seria el
familiar de un paciente, le dijo que iba de inmediato, pero solo se dio
la vuelta y se vovio a dormir, volvio a sentir otro golpe, y en la forma
mas tipicamente burocratica, le dijo que iria cuando le diera la gana,
siguio un largo silencio y despues el sueño volvio a ganarle, entonces a
las dos y media de la madrugada ocurrio un evento que impacto a todo el
personal, se oyeron gritos desesperados, tan fuertes que fueron
escuchados en los otros pisos del hospital, todo el personal fue
corriendo al primer piso, de donde habian sido escuchados, encontraron a
la enfermera en el piso, semiconsciente, la llevaron rapidamenrte a
urgencias, donde se le administro respiracion de emergencia; cuando pudo
hablar, conto su historia, habia sido despertada de sus sueño por
alguien que la estaba ahorcando, sintio las manos y grito, pero al abrir
los ojos, no se veia a nadie, no podia luchar contra lo que no veia,
pero las manos seguian apretando su cuello, hasta que llegaron sus
compañeras y encendieron la luz. La historia parecia increible, pero las
marcas de los dedos estaban visibles en su cuello. Al otro dia al
relatar la historia completa, los pocos miembros del personal que habian
permanecido, se dieron cuenta de que la habitacion 11 seguia teniendo
al mismo inquilino. Con respecto a la enfermera, nunca mas volvio a
trabajar en ese hospital.
Este relato me lo conto un amigo Doctor, y
sucedio en el viejo hospital de Cañeros, ubicado en la Ciudad de Mexico,
en algun momento a finales de los cincuentas o principios de los
sesentas, el se separo de esa institucion en esa epoca y desconocia que
fue de esa habitacion.
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